viernes, 1 de julio de 2016

Huéspedes sin Invitación.




El que es capaz de dominarse hasta sonreír en la mayor de sus dificultades, es el que ha llegado a poseer la sabiduría de la vida.

El cuerpo humano puede percibir muchas cosas, puede detectar amenazas que puedan presentarse, sirve para detectar todo intruso en él, es capaz de percibir cuando algo no está bien o no va bien del todo. Es impresionante lo útil que nos es para alertarnos sobre posibles intrusos que quieren agredirnos. Para avisarnos de huéspedes indeseables.

¿Pero qué pasa cuando los intrusos han entrado a nuestras vidas sin invitación? ¿Qué pasa cuando no detectamos que entraron en nuestras vidas para hacernos daño? ¿Es demasiado tarde? ¿Podremos sacarlos de la manera más sutil posible, o tenemos que echarlos por las malas?

A veces solo es necesario darles la bienvenida, plantarles buena cara y buscar la manera de correrlos mientras se instalan. Así conseguiremos conocerlos y sabremos qué hacer.

A veces estos huéspedes se nos presentan como temores, dudas, depresión, soledad, angustia, enfermedad y muchos más males que nos aquejan, que llegan sin avisar y que tenemos que sobre llevarlos para poder lidiar con su presencia.

Podría decir que hemos tenido muchos huéspedes de ese tipo, pero últimamente se nos ha presentado uno que no esperábamos que apareciera después de tantos años. Una criatura que se metió en nuestras vidas, que entro sin invitación y amenaza con destruirnos. ¿Qué hacer? Es sencillo, no dejaremos que acabe con nosotros, porque lo que hacemos cuando entra un intruso en nuestras vidas para acabar con ella, es luchar, no dejaremos que esto nos derrumbe, lucharemos hasta ahuyentar este huésped que no queremos presente, así tengamos que destruirlo también.

Porque cualquiera podría dejarlo ahí, sin hacer nada. Mientras te consume, te acaba y te lleva consigo. Pero no con nosotros, dejamos las puertas cerradas, pero entro por la ventana como un susurro del viento, se instaló lo más cómodo posible y empezó a desordenar nuestro hogar. Y no permitiremos que eso pase.

Tenemos que enfrentarlo, tenemos que ser duros y unidos en momentos así. Lo único que buscan estos huéspedes es que nos tambaleemos, que caigamos rendidos a sus pies, para después atacarnos cuando más vulnerables estamos. Pero no debemos dejarlos lastimarnos. Somos más que ellos, somos más fuerte que esto.

No debemos buscar culpables, nuestra seguridad no siempre será perfecta, habrá fallos y ahí nos daremos cuenta que a pesar de lo protectores que podemos ser, somos tan vulnerables a muchas cosas, a muchas personas, a este mundo.

Así que lo único que nos queda es buscar una buena estrategia, buscar quien nos ayude y aliarnos con aquellos que quieren ahuyentar a sus huéspedes indeseables también. Juntos podremos lograrlo y vencerlos.

No todo es malo de estos personajes, a veces llegan en momentos críticos para espantarnos. Pero no tenemos que tener miedo, tenemos que verlos como enemigos que hay que vencer. Y que después de haberles ganado, habremos aprendido una gran lección de batalla, habremos crecido un poco mas, habremos de estar preparado para el siguiente enemigo, porque esto es lo que somos, esto es lo que presumimos al mundo, y nada ni nadie nos puede decir que no podemos sin antes intentarlo.

¿Qué pasa si estos huéspedes nos ganan la batalla?

Pues, así como fuimos fuertes para enfrentarlos debemos ser fuertes para aceptar la perdida, para poder vivir con ellos. Y si en el peor de los casos la vida se pierde en la batalla, recordarles a los demás que hicimos todo lo que pudimos, que luchamos hasta el fin, que perdimos la batalla pero que de ellos depende ganar la guerra. Debemos de dejar un mensaje de fortaleza para que los demás se inspiren en nosotros y poder vencer a los demás que aún están ahí afuera. Perder no es malo, es una parte de la vida en donde siempre habrá ganadores y perdedores y no siempre obtendremos los resultados que esperamos, pero no por ello debemos rendirnos y no dar pie a la lucha.

Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias.

El arte de vencer las grandes dificultades se estudia y adquiere con la costumbre de afrontar las pequeñas.
 
Nadir Shepderd

 

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